lunes, 5 de marzo de 2012

Primera clase con antifaz 27/02/2012

Un día más volvemos al gimnasio y para calentar hacemos ejercicios de pillar a los compañeros con diferentes variantes. Hemos empezado a calentar por parejas con ejercicios en los cuales debíamos empujar al contrario de diferentes formas (cogiendo del brazo, empujando con el hombro, con la espalda…) para conseguir atravesar la línea marcada en medio. El siguiente juego me gustó mucho, ya que debíamos trabajar en equipo, ponernos de acuerdo y hacer alguna estrategia con el fin de que, después de dividir la clase en dos grupos, se debían coger al menos 7 integrantes del otro equipo y traerlos a nuestro terreno, esto sin dejar que los del otro equipo te engancharan.

En la parte principal de la sesión nos centramos en ejercicios donde el antifaz era el protagonista, y donde todos los sentidos menos la vista, tomaban un papel más importante. En la primera dinámica un miembro de la pareja se ponía un antifaz, y el otro lo llevaba por el gimnasio, así cuando querías se lo podías pasar a otro y intercambiar las parejas, sin ninguna limitación pudiendo llevarle como quieras. Este juego provocó en nosotros diversas sensaciones, si simplemente dejabas que te llevaran o si no conseguías estar relajado del todo, podías sentir sensaciones muy diferentes. En nuestro caso conseguimos confiar completamente y aunque al principio tenias algo de inseguridad, más tarde en cuanto notabas que habías cambiado un par de veces de pareja nos dejamos llevar e ibas notando como se agudizaban los sentidos restantes, el olfato, el tacto y el oído.

En siguiente juego la única consigna era dejar un objeto que quisiéramos en el suelo, para después dejar que el cuerpo nos lleve alrededor de ellos como las coreografías de David Zambrano. Fue muy divertido, aunque agacharse y levantarse tantas veces hacia que las piernas se estremecieran. Fue interesante también observar después a los demás compañeros hacerlo, ver como se movían, etc. ya que lo hicimos en dos grupos diferentes.

Finalmente, el último juego de Jorge fue para nosotros el más sorprendente, ya que trataba de ponernos todos el antifaz, tumbarnos en el suelo, y movernos al ritmo de Wim Mertens y su piano, esto con las luces del gimnasio apagadas. Las sensaciones fueron sorprendentes, podias moverte o quedarte quieto, contactar con tus compañeros mediante rozamientos y caricias o simplemente concentrarte en ti mismo y la música. Nos dejamos llevar y conseguimos un punto de conexión con ese piano. Al acabar el ejercicio comentamos en grupo las sensaciones de todos los compañeros y para todos fue una experiencia muy bonita.










Arturo y Agustí

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