Lo que se propone a través de este método Feldenkrais, es volver a la armonía a través de técnicas corporales que nos van a redescubrir la naturalidad y la eficacia de los
movimientos cotidianos. Es una práctica en la que lo relevante es cómo se hace
en lugar de qué se hace.
Moshe Feldenkrais, fue el creador de este método, utilizó el movimiento como elemento central para desarrollar el aprendizaje, pero no un aprendizaje fragmentado o académico, sino armónico, anatómico.
Durante las clases podemos ir descubriendo cómo la totalidad de la persona está envuelta en cada acción, cómo nuestro organismo tiene la habilidad de distinguir entre lo que es saludable y lo que no lo es. Cómo nuestro sistema nervioso tiene una tendencia innata hacia la eficacia y la autopreservación, despertando en el cerebro la disposición para mejorar y modificar la organización neuromuscular.
Para ello, los movimientos han sido diseñados en secuencias autodirigidas, no competitivas,
respetando el ritmo de cada persona, ya que cada uno tiene uno diferente.
Durante el transcurso de una secuencia reversible de movimiento consciente, la repetición permite la auto-observación y así, el ingreso a la posibilidad de modificar un hábito o patrón de movimiento que causa fatiga, tensión, y que con el tiempo podría provocar algún dolor mayor.
De este modo, es posible estimular el crecimiento personal y aumentar el bienestar físico y
emocional.
Es adecuado para personas que padezcan limitaciones físicas, tanto como para quienes,
simplemente deseen moverse. Para quienes tengan dolor, como para aquellos que quieran mejorar su preparación física. Para aquellos que padecen deficiencias neurológicas, es una opción importante.